sábado, 20 de mayo de 2017

¿DEBEMOS TEMERLE A LOS FENÓMENOS METEOROLÓGICOS?



Bejucal, Mayabeque, Cuba - Supongo que el hombre siempre se ha sentido amenazado por la naturaleza.  No en vano tantos sabios proverbios están relacionados con el tema.
Soy de los que opina que la Madre Natura es sabia y nos educa, lo que sucede es que no todos los humanos asistimos a clases, hacemos las tareas y mucho menos estudiamos para los exámenes que la vida nos muestra a cada paso.
Todo se aprende, si es de nuestro interés. Para eso están, primero, los padres, la familia, luego los maestros, los libros, los medios de comunicación. Del actuar de todos ellos vamos sacando conclusiones, pues no siempre se ponen de acuerdo.
La meteorología es una ciencia que trata de explicar lo que ocurre en la atmósfera terrestre, cuando hay calma y cuando no. Las posibilidades técnicas de hoy permiten avizorar a tiempo la mayoría de los hechos que tienen lugar, desde su formación, futura trayectoria, fuerzas que los ayudan y otras que los debilitan.

Cuba está situada en una región de paso casi obligado de ciclones tropicales, fundamentalmente entre los meses de junio y noviembre. Es difícil que algún cubano no conozca al Doctor Rubiera y sus sabias alertas, que tantas veces nos han permitido organizar el traslado a lugares seguros de las personas con dificultades habitacionales, mediante la Defensa Civil y el apoyo de todos.
Ya estamos en plena temporada ciclónica, pero sabemos que la etapa más peligrosa es la de septiembre a noviembre. Conocemos que debemos hervir el agua, no solo en el verano cuando es más propicio el aumento de agentes patógenos, pues las aguas se contaminan más fácilmente cuando hay intensas lluvias.
Igualmente, en algún lugar de nuestros hogares tenemos preparado los utensilios esenciales para cuando haya alerta meteorológica, apuntalemos todo lo que pueda andar con dificultades en nuestras viviendas, quitemos antenas de televisores a tiempo, aseguremos tapas de tanques altos para que los vientos fuertes no las lancen o pensemos seriamente qué debemos tener listo para llevar con nosotros para irnos a otro sitio, si nuestro hogar puede derrumbarse o inundarse.
Muchas son las familias que construyen con esfuerzos propios, pero deben tener a buen recaudo sus materiales, que tanto esfuerzo y dinero les costaron, para no perderlos de golpe, en caso de lluvias y vientos fuertes.
Cuando se educa bien a los hijos, se les enseña a estar atentos a los fenómenos meteorológicos por sus consecuencias dramáticas. El miedo no funciona, como tampoco sirve de mucho creer que no nos pasará nada porque hasta ahora no sucedió.
Estar alertas es ser prudentes, inteligentes, mirar con la misma luz larga que nos ayudó a tener un oficio, construir una casa, crear una familia, ser hombres y mujeres de bien.

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